Hola Soy Rodrigo

Soy Rodrigo. Tengo 56 años y sigo contando, espero que por muchos más.

He vivido lo suficiente para convertirme en el villano de la película o en el bueno, según a quien preguntes. Dentro tengo ángeles y demonios que invito con frecuencia a tomar un té y escuchar lo que tengan que decirme. Les miro a la cara y no aparto la mirada.

Soy discapacitado de nacimiento. Sufrí bulling entre los 6 y los 14 años. No hablaba con nadie, literalmente. Las ventanas me parecían muy atractivas. Me enteré que era Altas Capacidades con bastante más de 40.

 

Todo ello lo atravesé. Resiliencia desde la niñez. Pasé de no hablar con nadie a organizar las quedadas. Viví. Emprendí. Saqué un doctorado. Fui docente durante 20 años. Aprendí a meditar.

Entre 2016 y 2018 fallecieron 6 familiares. Mis apoyos cayeron. Me dejé de cuidar y en junio de 2018 una doctora me dijo “Podrías estar muerto”.

Lo atravesé. Me rehice desde los cimientos.

Adelgacé 20 kilos. Me tatué en el brazo “Sólo tengo este latido”, entre otras cosas. Dejé la docencia en la universidad.

Soy comunicador, emprendedor, coach, mentor de vida consciente, marido, padre.

Resiliencia en estado puro. Hablo por teoría aprendida y por práctica propia sobre cómo atravesar dificultades y miedos y salir más fuerte y sabio. Porque cuando entiendes las emociones que te encadenan y no dejan que te muevas, puedes romper las cadenas y te conviertes en imparable.

Porque sé que sólo tengo este latido, y pienso vivirlo permaneciendo cerca de mí, mirándome sin miedo.

Un saludo, y que el día a día no te haga olvidar lo realmente importante.

No creo en líderes. La verdadera libertad es no seguir las ideas de otros, descubrir tu esencia más allá del yo soy, independiente de pensamientos, creencias, sentimientos condicionados e imposiciones externas.

No creo en medias naranjas, nadie cubrirá todas tus necesidades, eso es imposible. Creo en construir el amor, amar y ser amado cada día, sin límite alguno en número o formas. Creo en amarte sin condición para luego encontrar con quién quieres compartir tu camino.

No creo en instituciones, anquilosadas, enormes y retrógradas, sino en las personas que están en la calle al pie de cañón y con las que te cruzas todos los días, que las pasan mal mientras te muestran una sonrisa y lo dan todo para seguir luchando.

No creo en religiones que imponen su modo de entender la fe, están creadas por humanos que dicen hablar con dioses, sino que creo en la consciencia de lo divino en cada átomo del universo sentida por uno mismo.

No creo en normas impuestas por una sociedad que te aleja de tu naturaleza, de lo que realmente eres más allá de la mente, que te alejan de la intuición, de la salud, de la paz mental, física y espiritual, del amor hacia las demás personas. Creo en el sentido común.

No creo en el para siempre, porque no hay un instante igual al anterior y es una ley del universo que el cambio es constante.

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